domingo, 7 de julio de 2013

La ciudad

Sexta narración

Cansancio


Hacía un sol insoportable, me quemaba la piel, así que saqué el paragua y traté de que me cubriera, pero no funcionaría porque mis pies ardían en bolas de fuego, me resigné al ardor y seguí observando la asamblea, era la segunda que teníamos pero nada salía nunca de ellas –solo algo de decepción quizás- sostuve el paraguas, estaba segura que de la nada se ocultaría el sol y caería un chaparrón, la ciudad era una bipolar adolescente en esos casos, pero salíamos con el equipo adecuado, lo entendías cuando llegabas y te mojabas o te morías de frío, o te resfriabas, tenía un año aquí, yo había aprendido la lección. Un profesor pasó al frente, tenía los ojos cansados –últimamente todos lucían así- y recitó su discurso acerca de la difícil situación con el gobierno, todos teníamos una situación difícil con ese asqueroso sistema corrupto, pero si lo decíamos teníamos muy pocas oportunidades –no es como si sus partidarios del pueblo obtuvieran algo de ayuda extra, solo que eran felices con su sarna- de llegar a ser importantes, seguro que el decano había lamido algunas botas antes de obtener el puesto, se veía tranquilo en un silla simple y con su maletín, escondido en las sombras. Me dolió en el pecho la protesta, luego una jovencita tomó la palabra y estremeció a la multitud con su volátil discurso, no tenía pelos en la lengua –aunque estoy segura de que nadie los tiene- recitó un lema y los demás estudiantes cantaron con ella, se veían animados por un segundo, incluso los profesores que necesitaban la ayuda del estudiante, pero para nosotros también era difícil, habíamos perdido mucha fuerza –en mi opinión no la había visto una sola vez- y le teníamos miedo a todo, resoplé por lo bajo para que nadie se diera cuenta de mi estado, Ness a mi izquierda, Jessica a mi derecha, pero las tres sentíamos los mismo, lo veía en los ojos. Tragué con fuerza antes de ver a una compañera de cabello castaño pasar en frente de nosotros, sabía que tenía tiempo sufriendo con las medidas de la universidad, con el presupuesto, y ella se veía triste, cansada como un profesor, me negué a mirarla de nuevo y me concentré en mis pies quemándose.   

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